Google+ LA PERSONA DE CRISTO: 1.06. Y serán todos enseñados de Dios

EL DIOS QUE YO CONOZCO

1.06. Y serán todos enseñados de Dios

“Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí”. Juan 6:45.

Y serán todos enseñados de Dios

Esta cita está tomada de Isaias 54:13 “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos”. Pero no sigue exactamente ni el texto hebreo ni a la LXX. En Juan 6:45 provablemente fue adaptada para que concordara con el contexto.

Hijos

Esta palabra se emplea comúnmente en hebreo para referirse a la descendencia, sin tener en cuenta la edad. Abarca a niños y mayores. Aquí se refiere a todos los judíos, como "hijos" de su madre Jerusalén.

Enseñados por Jehová

Hasta ese momento, debido a su extravío, los judíos habían rechazado la instrucción de Jehová:

“Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos [la relación entre Dios y su pueblo ha sido la de un padre con su hijo. Todo lo que un padre puede hacer en favor de su hijo, Dios lo ha hecho en favor de su pueblo. Por haber sido objeto de este cuidado paternal, el pueblo de Dios debería haber aceptado las responsabilidades filiales juntamente con sus privilegios], y los engrandecí, y ellos se rebelaron [rehusaron someterse a la autoridad de su Padre celestial y no hicieron caso de lo que él requería de ellos] contra mí”. Isaias 1:2.

En adelante, después de la restauración, estarían dispuestos a ser enseñados de Dios.

Paz

El bienestar completo, tanto del corazón, la mente, el cuerpo, como de la relación con los demás.

Los antiguos intérpretes judíos entendían este pasaje de Isaías como una profecía de la obra de Dios en el día cuando viniera el Mesías. La aplicaban a si mismos. Se jactaban de que Dios era su maestro. Pero Jesús demostró cuán vano era este aserto; porque dijo: "Todo aquel que oyó del Padre, y aprendió de él, viene a mí."

Únicamente por Cristo podían ellos recibir un conocimiento del Padre. La humanidad no podía soportar la visión de su gloria. Los que habían aprendido de Dios habían estado escuchando la voz del Hijo, y en Jesús de Nazaret iban a reconocer a Aquel a quien el Padre había declarado por la naturaleza y la revelación. “Pero hay algunos de vosotros que no creen... Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.” Juan 6:64, 65.

El hecho de que Pedro discernía la gloria de Dios era evidencia de que se contaba entre los que habían sido "enseñados de Dios”.